El 9 de diciembre de 1882, llega al mundo en Sevilla el legendario compositor Joaquín Turina Pérez.
Cuando tenía cuatro años una empleada doméstica le regaló un acordeón con el que hizo toda clase de improvisaciones, adquiriendo la reputación de niño prodigio, al acompañar al coro de niñas del colegio del Santo Ángel, centro en el que recibiera el niño músico las primeras lecciones de solfeo.
Paralelo a su labor como compositor, Turina, Premio Nacional de Música 1926, se desempeño como catedrático de Composición en el Conservatorio de Madrid y fue miembro de la Academia de San Fernando.
Fue condecorado con la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio, y de su producción sobresalen las obras orquestales: "La Procesión del Rocío, opus 9" (1912); "Danzas fantásticas, opus 22" (1920), y "Sinfonía sevillana, opus 23" (1920), entre otras.
Fue además pianista profesional, director de orquesta, profesor de composición, crítico musical, pedagogo, conferenciante y escritor.
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