jueves, 27 de febrero de 2014

Paco de Lucia.


Paco de Lucía es el flamenco y el flamenco es Paco de Lucía. Componen un tándem inseparable que siempre ha estado en continua renovación.
El arte se ha popularizado en todo el mundo gracias a la revolucionaria guitarra del algecireño y a su prestigioso ritmo y éste ha conseguido ser su referente mundial indiscutible con su guitarra entre las manos.
Francisco Sánchez Gómez, de nombre artístico Paco de Lucía, nació en Algeciras en diciembre de 1947, hijo de Lucía Goméz 'La Portuguesa', de la que heredaría el 'de Lucía', y de Antonio Sánchez, de quien recibió sus primeras lecciones de guitarra, y a los doce años arrancó la carrera musical de aquel joven que se acabó convirtiendo en el mejor guitarrista de la historia.
 Sus primeros discos los grabó con Camarón de la Isla, con el que formó una de las parejas más míticas del flamenco más puro y con quien después fusionaría el arte con ritmos de música rock, pop jazz, lo que contribuyó a su popularización, a que diera el salto de los tablaos a los grandes recintos y a atraer a los más jóvenes.
 Paco de Lucía es también uno de los artistas que más ha contribuido a la internacionalización del flamenco. Siempre reconocido por la crítica, ha llevado su personal estilo, lleno de ritmo y energía, a los grandes escenarios más de todo el mundo.
 En su biografía hay una treintena de discos, desde el 'Friday night in San Francisco', grabado con John McLaughlin y Al Di Meola, del que se vendieron más de un millón de copias, a su último trabajo 'Cositas Buenas', del año 2004, y tal vez sea la rumba 'Entre dos aguas' la que más decisivamente contribuyó a acercar el flamenco al gran público.
 El maestro de Algeciras también pasará a la historia del flamenco por la incorporación del cajón, de procedencia afroperuana. Capaz de introducir percusión en este arte, el cajón llegó para quedarse y hoy se ha convertido en imprescindible en el flamenco contemporáneo. El Premio Nacional de Guitarra de Arte Flamenco, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, Medalla de Andalucía o el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (2004) atestiguan el reconocimiento que Paco de Lucía, que también es Doctor Honoris Causa por la Universidad de Cádiz, ha recibido a lo largo de su trayectoria profesional.
Obituario.
Enmudeció el pellizco genial de la guitarra de Paco de Lucía. El intérprete flamenco ha muerto en México a los 66 años, según confirman fuentes de su entorno y del Ayuntamiento de Algeciras (Cádiz), su ciudad natal y a cuyo perfil portuario estará para siempre asociado su inimitable sonido con las seis cuerdas. De Lucía se encontraba jugando con sus nietos en una playa en Tulum, donde poseía una casa, cuando se ha sentido súbitamente indispuesto, según un amigo íntimo del músico, Victoriano Mera. El artista ha muerto de camino al hospital. Las primeras conjeturas apuntan a que el guitarrista, galardonado con el Príncipe de Asturias de las Artes en 2004, guía del arte jondo por nuevos e inexplorados caminos al frente de su sexteto de trazas jazzísticas y eternamente recordado por su asociación en el olimpo del flamenco con Camarón durante los 60 y 70, ha fallecido a causa de un infarto. El músico vivía desde hace años en Palma de Mallorca, tras su paso por lugares como la Península del Yucatán o Toledo, donde se dejaba ver (poco), con una mezcla irresistible de bonhomía y reclusión. En los últimos tiempos fijó su residencia en Cuba. Los que lo trataron en Mallorca lo recuerdan con una cierta alergia hacia la guitarra, que dejó de tocar durante un tiempo, con ganas de compartir ratos con gentes sencillas, alejado de los cenáculos artísticos e intelectuales y dedicado a sus dos hijos de corta edad. Era la forma en la que Francisco Sánchez Gómez, tal era su nombre real, huía de su propia leyenda. Un mito que también obtuvo sus recompensas comerciales; en 1973, su celebérrima rumba Entre dos aguas lo aupó a lo más alto de las listas de éxitos con la conjura propia de las casualidades. La composición fue la última en entrar en el repertorio de aquel disco que acabaría invadiendo centenares de miles de hogares aquellos años en los que España se sacudía el polvo negro de la dictadura.

Ya solo su asociación con Camarón de la Isla, la entente de dos amigos de infancia curtidos en los tablaos que en aquellos setenta andaba dando sus últimas bocanadas, le habría servido para ingresar en las enciclopedias de la música popular. Pero habría mucho más. Sus primeros escarceos con el jazz, por los que fue acusado de bastardización del arte jondo, datan de finales de la década anterior, cuando colaboró, aunque sin figurar, en los discos de jazz flamenco del saxofonista navarro Pedro Iturralde. A mediados de los 70, fue dando forma a una banda irrepetible, nutrida del talento de sus hermanos, Pepe de Lucía y Ramón de Algeciras, y los jóvenes Jorge Pardo, Carles Benavent y Rubem Dantas, con el que se introdujo el cajón peruano en la ecuación flamenca. La cristalización de la leyenda de aquella banda única se dio a principios de los 80, con los discos Solo quiero caminar (1981) y Live... One summer night (1984). De los ochenta data también su asociación con dos titanes de la improvisación a las seis cuerdas: Al di Meola y John McLaughlin. Juntos giraron por todo el mundo asombrando a auditorios de todas las clases y tamaños con su contagioso virtuosismo. Además de cruzar flamenco con jazz, De Lucía hizo lo propio con el blues, la música hindú, la salsa, la bossa nova o la música árabe. También contribuyó a difuminar las frontera entre la música culta y la popular con históricos registros en el Teatro Real. Doctor honoris causa por la Universidad de Cádiz y el Berklee College of Music, el jurado de los Premios Príncipe de Asturias le reconoció su "honradez interpretativa" y su capacidad de trascender "fronteras y estilos" que le convirtieron en "un músico de dimensión universal". "Todo cuanto puede expresarse con las seis cuerdas de la guitarra está en sus manos", destacó el fallo. El Ayuntamiento de Algeciras, que ha decretado tres días de luto oficial, está haciendo las gestiones, en contacto con la familia, para facilitar la posible repatriación del cadáver. Además, esta mañana, se han suspendido todos los actos municipales previstos para esta jornada.
Fuente.-El Pais.

sábado, 22 de febrero de 2014

Guzman el Bueno


Guzmán el Bueno (sobrenombre de Alfonso Pérez de Guzmán, León, 24 de enero de 12561 – Gaucín, 19 de septiembre de 1309), I señor de Sanlúcar de Barrameda, fue un militar y noble leonés, fundador de la casa de Medina Sidonia, formada por su descendencia por vía masculina.
Se tiene constancia de que su vida pública transcurrió entre 1276 y 1309. Como militar intervino en las luchas internas del Marruecos meriní. Tras las incursiones norteafricanas en la Baja Andalucía de 1275, medió en la tregua establecida entre el sultán meriní Yusuf y Alfonso X el Sabio en 1276. A finales de 1281 o comienzos de 1282, intervino en el pacto entre el citado Yusuf y Alfonso X, en virtud del cual el sultán meriní ayudaría al monarca castellano frente al rebelado infante don Sancho.
En 1282, el Rey Sabio premió los servicios de Guzmán con la villa de Alcalá Sidonia, hoy Alcalá de los Gazules, que le cambiaría ese mismo año por el Donadío de Monteagudo (hoy cortijo en el término municipal de Sanlúcar de Barrameda).                          Estatua de Guzmán el Bueno en Tarifa.

Además el rey le casó con María Alfonso Coronel, una rica mujer que aportaría al matrimonio una importantísima dote, compuesta por casas en la collación (feligresía) de San Miguel en Sevilla, olivares de Torrijos (hoy hacienda en Valencina de la Concepción), olivares de La Robaína (en Pilas), la villa de Bollullos de la Mitación, las aceñas (molinos de harina) que había en el río Guadalete junto a Jerez de la Frontera, el pago de viña de La Ina (hoy barriada rural en Jerez de la Frontera) y el pago de viña de El Barroso (hoy cortijo en Jerez de la Frontera).
Con el acceso al trono de Sancho IV, Guzmán marchó de nuevo al sultanato meriní de Fez, haciendo una gran fortuna con la que ampliaría sus propiedades. Compró más olivares en el Aljarafe, más casas en Sevilla, La Algaba, Alaraz, el Vado de las Estacas (en Alcalá del Río), Santiponce, la villa de Ayamonte y su castillo, Lepe, La Redondela (en Isla Cristina), la mitad de la villa (hoy ciudad) de El Puerto de Santa María, la dehesa de Vilaraña (en El Puerto de Santa María), el Donadío de Ventosilla (hoy cortijo situado entre Sanlúcar y Jerez) y el Donadío de Alixar (hoy Alijar, cortijo entre Sanlúcar y Jerez).
Posteriormente, en 1294, el propio Sancho IV recurrió a Guzmán para la defensa de Tarifa, plaza amenazada por el infante don Juan, hermano del monarca, con la ayuda de los meriníes y nazaritas. Allí ocurrió la célebre defensa heroica de Tarifa, con la muerte del inocente hijo menor de Guzmán, convertida en leyenda.
(Guzmán el Bueno arrojando su daga en el cerco de Tarifa, del artistaSalvador Martínez Cubells)
Tras la gesta de Tarifa, Sancho IV le prometió verbalmente el Señorío de Sanlúcar en cuyo término se incluían los lugares y poblados de Sanlúcar de Barrameda, Rota, Chipiona y Trebujena. Sin embargo, fue su hijo Fernando IV quien hizo efectiva dicha merced en 1297. Con el tiempo, Sanlúcar se convertiría en el principal solar de la casa. En 1299 recibió la merced de la almadraba de Conil y en 1303 la almadraba de Chiclana, cuyas respectivas aldeas pobló.
En 1307 recibió el Señorío de Vejer de la Frontera, a cambio de Zafra y Falconera, en Extremadura. Asimismo recibió el Señorío de Marchena y una retención sobre las rentas de Medina-Sidonia. A la muerte de Guzmán el Bueno en la Sierra de Trebujena, luchando en la frontera con el Reino de Granada, las dimensiones de sus señoríos y propiedades en el alfoz sevillano del Aljarafe, el área fronteriza onubense, el Bajo Guadalquivir y el área del Guadalete, convertían a la Casa de Guzmán en el linaje más importante de la alta nobleza en Andalucía durante la Baja Edad Media.
No obstante, la casa perdió parte de sus propiedades originales debido a las dotes matrimoniales y al testamento de María Alfonso Coronel dado en 1330. Por estas vías, su hija Isabel Pérez de Guzmán, casada con Fernán Ponce de León, aportó a la futura Casa de Arcos el Señorío de Marchena, la retención sobre las rentas de Medina-Sidonia, las villas de Rota y Chipiona y, según parece, la mitad de Ayamonte. Del mismo modo, otra hija del matrimonio, Leonor Pérez de Guzmán, casada en 1306 con Luis de la Cerda, legó a la futura Casa de Medinaceli El Puerto de Santa María junto con Villafranca, el Alijar y otras heredades. Los sepulcros de Guzmán el Bueno y María Alfonso Coronel, realizados por Juan Martínez Montañés, se encuentran en la iglesia del Monasterio de San Isidoro del Campo en Santiponce.
Hipòtesis y leyenda sobre su ascendencia.
(Castillo de Tarifa, desde el cual, según la leyenda, Guzmán el Bueno lanzó un cuchillo para que mataran con él a su propio hijo antes que sucumbir al chantaje que le hacían los sitiadores.)
Según la XXI duquesa de Medina Sidonia, hay pruebas de que Guzmán el Bueno no era leonés, sino moro. En un permiso para la exportación de trigo firmado en 1288, se le da el permiso para exportar la cosecha a su lugar de procedencia, probablemente Marruecos. Por otra parte, en un documento de 1297 propiedad de la Duquesa de Medina Sidonia y firmado por el entonces rey, se le menciona como a un "vasallo”, es decir, un “no español”.
La duquesa, un descendiente directo, ha dicho que su historia fue "limpiada" en el siglo XVI para borrar su origen étnico de los registros oficiales y hacerlo más aceptable para la sociedad cristiana de España. La propia duquesa apareció en el documental “When the Moors Ruled in Europe”, presentado por Bettany Hughes, mostrando los documentos de sus archivos que indicaban el origen musulmán de Guzmán el Bueno.
Breve Biografia.
(Alonso Pérez de Guzmán, duque de Niebla) Noble castellano, origen de la casa ducal de Medina Sidonia (León, 1255 - Gaucín, Málaga, 1309). Era hijo bastardo del adelantado mayor de Andalucía, Pedro Núñez de Guzmán. Por desavenencias con sus hermanos abandonó el reino y se puso al servicio del sultán de Marruecos. Regresó a Castilla en 1291, llamado por Sancho IV, quien quería aprovechar su conocimiento y relaciones con los musulmanes en su lucha contra los benimerines por el control del estrecho de Gibraltar. Participó en la conquista castellana de Tarifa (1292), plaza de la que fue nombrado alcaide (1293). Se distinguió en la defensa de la ciudad frente al asedio que le puso el sultán benimerín Ibn Ya’qub (o Abenjacob), al que se había unido el hermano del rey, el traidor infante Juan. Éstos quisieron acelerar la rendición de la plaza ante la inminente llegada de una flota aragonesa para romper el cerco, capturando al hijo de Guzmán y amenazando con matarle si el alcaide no rendía Tarifa; según la leyenda, no sólo no se rindió, sino que lanzó a los sitiadores su propio puñal para que cumplieran su amenaza, gesto heroico que le valió el sobrenombre de el Bueno (1294). El hijo de Guzmán fue, efectivamente, asesinado, pero el asedio fracasó y hubo de ser levantado enseguida. Guzmán continuó combatiendo en Andalucía contra los musulmanes, hasta que halló la muerte en la Serranía de Ronda.
Fuentes:-Wikipedia-Guzman El Bueno
              Biografias.-Guzman el Bueno

lunes, 10 de febrero de 2014

El Marquesado de Los Velez.


El Marquesado de los Vélez es el título nobiliario castellano que la Reina Juana I la loca concedió a Pedro Fajardo y Chacón, cabeza del poderoso linaje murciano de los Fajardo, en 1507. Esta dignidad de carácter hereditario fue
(Reyes Catolicos)
otorgada en compensación a la incorporación del rico Señorío de Cartagena, propiedad de Don Pedro, a la Corona de Castilla. El Rey Carlos I elevó la merced a la Grandeza de España en 1535, en la persona del II Marqués. Fue ostentado por miembros de la Casa de los Vélez hasta 1713, desde cuando perteneció a diversos linajes hasta que entró a formar parte de la Casa de Medina-Sidonia en 1779.
Origen de la familia
Según las historias genealógicas posteriores, los Fajardo procederían de la localidad gallega de Ortigueira y se habrían trasladado al Reino de Murcia durante la invasión aragonesa de 1296-1304, aunque apellidándose Gallego. No hay datos históricos que avalen esa leyenda.
- El primer miembro de este linaje del que se tiene noticia cierta es Pedro López Fajardo, alcaide de Ceutí y Pliego durante el primer tercio del siglo XIV, que al parecer procedía de las encomiendas santiaguistas de la Corona
- El primer adelantado de la familia fue, en 1383, Alfonso Yáñez Fajardo I, nombrado por Juan I. Superó graves problemas internos en el Reino de Murcia y destacó por su victoria sobre el caudillo granadino Farax ben Reduán, a quien derrotó en el Puerto de la Olivera, así como por la ayuda que prestó a Juan I en tierras portuguesas (1382).
- Tras un paréntesis de 18 años, su hijo, del mismo nombre, Alfonso Yáñez Fajardo II,  ocupó el adelantamiento (1424-1444), quedando el cargo desde entonces como una especie de herencia familiar. Yáñez Fajardo II era hijo de la segunda esposa del adelantado, Teresa Rodríguez de Avilés, pero acabó convirtiéndose en la cabeza del linaje. Fue un esforzado militar en la frontera granadina, destacando las campañas que realizó entre 1433 y 1438. Tomó Xiquena y Tirieza, y fue el primero en conquistar el futuro feudo de su familia en los Vélez, ocupando también varias plazas en el valle del Almanzora. La mayoría de estas conquistas se perdieron a su muerte, a la que siguió un periodo de supremacía militar granadina.
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El ascenso
El ascenso social del linaje Fajardo es característico de la nueva nobleza que surge como apoyo a la dinastía Trastámara y está ligado al desempeño del cargo de Adelantado Mayor del Reino de Murcia y, como tal, a la defensa militar de éste, frontera con el Reino de Granada.
Yáñez Fajardo II contrajo dos matrimonios, el primero con María Rodríguez Mexía, de la que nació el primogénito, Alonso Fajardo, que murió combatiendo en la rambla de Vera (1434). El segundo enlace fue con María de Quesada, de la que nació el primer Pedro Fajardo, abuelo de su homónimo el primer marqués de los Vélez.
- D. Pedro Fajardo Quesada fue el gran adelantado del Reino de Murcia. Ocupó la más alta magistratura murciana durante tres reinados (1444-1482): Juan II, Enrique IV e Isabel la Católica. Durante su minoría, su primo, el famoso Alonso Fajardo «el Bravo», le disputó el adelantamiento. Fajardo el Bravo fue el protagonista de la principal victoria murciana sobre los granadinos en los Alporchones (17 de marzo de 1452), sin embargo acabó derrotado por su primo Pedro en su último bastión de Caravaca (1465), donde escribió a Enrique IV la famosa carta que le ha dado fama. Pedro Fajardo fue el hombre más poderoso del sureste peninsular. Recibió el señorío de Cartagena de manos de Enrique IV, que después restituiría a la Corona a cambio de los Vélez y Cuevas.
El Marquesado.
A partir del siglo XVI, los Fajardo, convertidos en la estirpe más eminente del Reino de Murcia, comenzaron a enlazar familiarmente con la alta nobleza española. A título anecdótico señalar que también pariente lejano de los marqueses de los Vélez fue el famoso escritor y diplomático don Diego Saavedra Fajardo (1584-1648), descendiente de Pedro López Fajardo (¿ 1410), hijo del adelantado Alonso Yáñez Fajardo I. En este siglo vivieron algunos de los marqueses mas destacados:
- D. Pedro Fajardo Chacón (1478? -1546) I marqués de los Vélez. Hijo del matrimonio auspiciado por los Reyes Católicos entre su contador Juan Chacón y Luisa Fajardo Manrique. Guerrero, cortesano, prototipo del indómito noble español del Renacimiento, a la vez que Adelantado de Reino de Murcia, negociante en el mercado de alumbres europeo. Casó tres veces, con su segunda mujer , Mencía de la Cueva, tuvo a su primogénito y heredero, Luis Fajardo. El 12 de julio de 1507 Juana la Loca le otorgó el título de marqués de los Vélez. Tuvo cierta simpatía al levantamiento comunero contra Carlos V. Por ello, en los primeros años de su reinado se mantuvo distante de los intereses de la Corona, aunque, después, poco a poco don Pedro intentó congratularse con ella para ganar sus favores. Su carácter belicoso y la fuerte personalidad del obispo de Almería, don Diego de Villalán, les llevó a enfrentamientos continuos. Los pleitos fueron constantes durante todo el período que coincidieron ambos en el poder , tanto por diferencias en el reparto del cobro de diezmos como por la negativa de don Pedro a costear la construcción de las nuevas iglesias en las villas velezanas.
- D. Luis Fajardo de la Cueva (Murcia, ¿1509?-Vélez Blanco, 1574). II marqués de los Vélez. Recibió una esmerada educación renacentista. Casó en 1526 con Leonor de Córdoba y Zúñiga, hermana del Gran Capitán. En 1535 obtuvo el marquesado de Molina. Colaboró con Carlos V en diversas campañas  militares en Europa y el norte de África. Negoció secretamente con los moriscos para enfrentarlos a la comunidad cristianovieja velezana y mejorar su fuerza frente a éstos. Al mismo tiempo, otorgó mercedes de tierras a familias moriscas para que se establecieran en los Vélez y aumentasen sus rentas. Su enemistad con el duque de Alba le llevó a avivar los pleitos que enfrentaban al concejo velezano con el de Huéscar, señorío de Alba, por sus límites y por los pastos. Durante la guerra de las Alpujarras (1568-1570) organizó un cuerpo de ejército con el que realizó tres campañas militares, rivalizando con el marqués de Mondéjar , capitán general del Reino de Granada.
- D. Pedro Fajardo Córdoba (Vélez Blanco, ca. 1530- Murcia, 1579). III marqués de los Vélez. Heredó el título cinco años antes de morir. Su vida fue la de un alto ejecutivo de la Corte de Felipe II. Consejero de Estado, embajador en Polonia y Alemania, mayordomo mayor de la reina Ana de Austria. Cayó en desgracia en la Corte por su relación con Antonio Pérez y, sobre todo, por su implicación en el asesinato de Escobedo. Enfermo y desengañado de la política de la Corte, falleció cuando se dirigía a sus estados velezanos para tomar posesión del marquesado y refugiarse en ellos. Representa el final de la presencia del señor en el territorio velezano. Es el primer marqués que vivió totalmente distanciado de sus posesiones.
Los Marqueses de los Vélez son considerados la primera casa tanto del Reino de Granada como del Reino de Murcia por haber ostentado su Adelantazgo Mayor y Capitanía general durante más de 350 años. A lo largo de los siglos XIV, XV y XVI, estos cargos les permitieron monopolizar todas las funciones gubernativas, administrativas y militares del Reino, que en épocas posteriores fueron perdiendo para convertirse en títulos meramente representativos. En 1535, el Emperador reconoció la importancia de su linaje otorgándoles la Grandeza de España y un título para sus herederos: el Marquesado de Molina. De este modo, los Fajardo entraron a formar parte del selecto grupo de la primera nobleza, la élite nobiliaria castellana que acaparaba los cargos más importantes del Ejército, la Corte y el gobierno de las colonias. En estos círculos consiguieron entroncar con las principales Casas del Reino mediante alianzas matrimoniales, que garantizaban preeminencia social y enriquecían el mayorazgo a través de las dotes, que generalmente incluían señoríos y propiedades diversas. El matrimonio del III Marqués ejemplifica este aspecto a la perfección, pues desposó a la heredera universal de Don Luis de Requeséns, Mencía de Requeséns, dueña de las ricas baronías de Martorell, Castellví de Rosanes, Molins de Rey y Sant Andreu. En 1693, la jefatura de la Casa de Fajardo se perdió en línea de varón lo que hizo dar un giro a la importancia histórica del Marquesado. A pesar de llevar adjunta la Grandeza de España, el título dejó de ser usado como principal al pertenecer a linajes diferentes, en los cuales primaban sus dignidades tradicionales. Desde entonces, los logros y hazañas de sus titulares se asocian a la Casa de Paternó, a la Casa de Villafranca del Bierzo, tras el matrimonio del VIII Marqués de Villafranca con la Marquesa Catalina Moncada d'Aragona, y posteriormente a la Casa de Medina-Sidonia, una de las principales del Reyno por su grandeza y antigüedad, cuando - recayó sobre José Álvarez de Toledo y Gonzaga, IX Marqués de los Vélez y Villafranca, tras la muerte de su primo, el XIV Duque de Medina-Sidonia, muerto sin descendencia. En esta Casa se encuentra todavía el Marquesado de los Vélez, en la persona de Leoncio González de Gregorio. Su madre Luisa Isabel Álvarez de Toledo y Maura, realizó numerosos acuerdos con los Ayuntamientos del territorio de los Vélez para revitalizar la memoria histórica.
Feudos.
El término jurisdiccional del Marquesado se circunscribe a la actual Comarca de los Vélez, es decir, las villas almerienses de Vélez Rubio, Vélez Blanco, María y Chirivel, junto con los territorios de Albox, Benitagla, Albanchez y Arboleas. No obstante, el enorme patrimonio de los Fajardo en el Reino de Murcia también se incluyó en el mayorazgo de los Vélez, de tal manera que la mayor parte de sus rentas feudales provenían de las posesiones en esta región. Estas eran los señoríos de Mula, Molina Seca, Alhama, Librilla, Oria, Mazarrón y las Cuevas de Almanzora, cada uno de los cuales incluía en sus territorios diversas poblaciones menores, por lo que el Marquesado comprendía alrededor de 114 lugares en las provincias de Murcia, Almería y Granada. El estado feudal de los Vélez estuvo ligado a los Marqueses hasta 1837, cuando se produjo la definitiva abolición del régimen señorial planeada en las Cortes de Cádiz de 1812. Con esto, el XIV Marqués de los Vélez pudo vender la mayor parte de sus propiedades murcianas y solventar numerosas deudas que había contraído. No obstante, algunas propiedades han seguido vinculadas a sus descendientes, no como señoríos sino bajo la denominación de fincas, hasta nuestros días. Este es el caso de El Azaraque en Alhama de Murcia, actualmente propiedad de Don Enrique Falcó, Conde de Elda, o el malogrado Castillo de Vélez-Blanco, recientemente vendido por Don Salvador Ferrandis, Marqués de Valverde.

Fuentes: El Marquesado de Los Velez www.regmurcia.com
El Marquesado de los Velez-Wikipedia